Las Naciones Unidas publicaron el informe final sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en Julio de 2015. El informe concluye que el proyecto ha sido «el movimiento antipobreza más exitoso de la historia«, una afirmación que ha sido ampliamente repetida por los medios de comunicación. El ODM, el objetivo principal, se propuso reducir la pobreza y el hambre a la mitad. La ONU afirma que alcanzó el lado de la pobreza de ese objetivo en 2010, y desde entonces lo ha superado: «La tasa de pobreza en las regiones en desarrollo ha caído en picado, del 47% en 1990 al 14% en 2015». En cuanto al hambre, la ONU afirma que se ha acercado mucho al objetivo: «Las proyecciones indican un descenso de casi la mitad de la proporción de personas subnutridas en las regiones en desarrollo, del 23,3% en 1990-1992 al 12,9% en 2014-2016» (citado en Hickel, 2016). Esto está muy cerca de la meta del hambre de los ODM. Estos desarrollos son coherentes viendo que el PIB global es de 130 billones de dólares.

Gráfico 1:

Fuente: Banco Mundial

Pues obviamente, conforme se desarrollan las fuerzas productivas, se cabe mejorar la calidad de vida; unos extractos del prólogo de El capital:

<<Donde la producción capitalista se ha aclimatado plenamente entre nosotros, por ejemplo en las fábricas propiamente dichas, las condiciones son mucho peores que en Inglaterra, pues falta el contrapeso de las leyes fabriles. En todas las demás esferas nos atormenta, al igual que en los restantes países occidentales del continente europeo, no sólo el desarrollo de la producción capitalista, sino la falta de ese desarrollo. Además de las miserias modernas, nos agobia toda una serie de miserias heredadas, resultantes de que siguen vegetando modos de producción vetustos, meras supervivencias, con su cohorte de relaciones sociales y políticas anacrónicas.>> (Marx, 1867, pp. 7)

<<No debemos engañarnos. Así como la guerra norteamericana por la independencia, en el siglo XVIII, tocó a rebato para la clase media europea, la guerra civil norteamericana del siglo XIX hizo otro tanto con la clase obrera europea. En Inglaterra el proceso de trastocamiento es tangible. Al alcanzar cierto nivel, habrá de repercutir en el continente. Revestirá allí formas más brutales o más humanas, conforme al grado de desarrollo alcanzado por la clase obrera misma (…) Es por eso que en este tomo he asignado un lugar tan relevante, entre otras cosas, a la historia, el contenido y los resultados de la legislación fabril inglesa. Una nación debe y puede aprender de las otras. Aunque una sociedad haya descubierto la ley natural que preside su propio movimiento — y el objetivo último de esta obra es, en definitiva, sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna— , no puede saltearse fases naturales de desarrollo ni abolirías por decreto. Pero puede abreviar y mitigar los dolores del parto.>>

(Marx, 1867, pp. 8)

Afirma «falta el contra peso de las leyes fabriles», es evidente que, con la organización obrera, dentro del modo de producción capitalista, se puede mejorar el nivel de vida, comúnmente medido por ejemplo en el «Índice de desarrollo humano», ya no solo por el propio desarrollo de dicho modo de producción (cuanto más se imponga el modo de producción capitalista sobre los anteriores, «mejor»), sino por la misma organización de la clase trabajadora, que dentro de los marcos del sistema le hace gozar de una mejor calidad de vida «luchando contra quienes personifican positivamente al capital social como agentes del estado, a fin de forzar la aplicación por éste de las políticas que imponen sobre los capitalistas» (JIC, 2013, pp. 97). Algo que se ha demostrado históricamente con las conquistas obreras en estados burgueses (Rasmussen y Knutsen, 2019, pp. 19; DuRand, 2020), normalmente caracterizada como «estado de bienestar», siendo el bienestar relativo respecto a las posibilidades materiales absolutas, ya que estas, han de ser compatibles con las exigencias de la rentabilidad (Arrizabalo, 2018, pp. 122). Dejando de lado los problemas vigentes en el modo de producción histórico vigente, como la opresión nacional, supremacía, patriarcado, homofobia, xenofobia, ecocidio y otras… La pobreza mundial depende de la solidaridad entre los movimientos y de la consolidación de nuestras capacidades colectivas a través de las fronteras en un proyecto revolucionario (Donnelly, 2019).

Primero, como mencionamos, la “reducción de la pobreza” es uno de los objetivos del milenio de las Naciones Unidas, pero, antes este tipo de cosas se redactaban cuidadosamente los proyectos en los comités, seguida de un extenso debate en la Asamblea General, sin embargo, se dejó de lado para esta iniciativa.

En su lugar, sólo los países ricos (concretamente la OCDE) formularon los Objetivos del Milenio. El papel de los demás Estados miembros de las Naciones Unidas era simplemente aprobarlos por aclamación (Donnelly, 2019), lo que salta a la vista como una incompatibilidad con la democracia,e sin embargo la clase trabajadora sí puede arrancar conquistas democráticas. Aunque de forma limitada porque las exigencias del estado debe restringir más los derechos democráticos (Arrizabalo, 2018, pp. 132), siendo sobre todo la élite en los países, sobre todo en EEUU, la más influyente en las decisiones políticas que el resto, y en gran parte, responsable de que medidas populares no se lleven a cabo (Seawright et al., 2013; Gilens y Page, 2014), por otro lado, que la OCDE se encargue de diseñar una campaña contra la pobreza mundial, siendo sus propias políticas junto con los préstamos del FMI y con ello, la asfixia financiera del 3er Mundo las que han provocado tanta pobreza, hambre y enfermedades, en primer lugar (McCleery y De Paolis, 2008; Rowden, 2008; 2013; Shandra et al., 2010; Donnelly, 2019; Cummings et al., 2019). Esa contradicción debería en sí misma darnos una pausa, pero apunta a un segundo problema aún más grave: la mayoría de las soluciones propuestas para cumplir los objetivos de desarrollo del Milenio están en realidad orientadas a extender y mantener el mismo modelo socioeconómico. Una contradicción estudiada por Friedrich List (2003): <<La prédica británica a favor del librecambio recuerda la actitud de quien, una vez en lo alto, arroja al piso la escalera para evitar que otros suban>>. Algo también mencionado por autores como Ha-joong Chang (2002), experto en economía del desarrollo, que afirma que los países se han desarrollado por medio de medidas proteccionistas y cuando estos países logran desarrollarse, predican otras ideas radicalmente diferentes para que el resto de países no les alcancen. El Banco Mundial afirmaba que las condiciones políticas óptimas para aplicar las «reformas de ajuste estructural» neoliberales, se fijó en la «gestión macroeconómica por parte de una élite tecnocrática aislada» (DuRand, 2020).

El Informe sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, declaró una victoria inequívoca en la erradicación de la pobreza extrema. Sin embargo, al leerlo más detenidamente, se descubre que «erradicar la pobreza extrema» significaba sólo reducir a la mitad la proporción de la población mundial que vivía en esa condición. El informe también celebraba haber reducido a la mitad el porcentaje de personas desnutridas que vivían en «países en desarrollo».

Estos datos reales sobre la pobreza solo han sido recopilados desde 1981, por el Banco Mundial. Es ampliamente aceptado entre aquellos que investigan la pobreza global que cualquier dato anterior a 1981 es simplemente demasiado incompleto para ser útil, y remontarse a 1820 es más o menos sin sentido.

Los datos para 1820-1970 que, por ejemplo aparecen en páginas como Our World in Data (OWID), provienen de una fuente (Bourguignon y Morrisson, 2002) se basa en la base de datos Maddison sobre el PIB mundial. Esos datos nunca tuvieron la intención de evaluar la pobreza, sino más bien la distribución del PIB, y eso solo para un rango limitado de países. Los datos para el Sur global son particularmente escasos, y existe muy poca información anterior a 1900. Los datos no son lo suficientemente sólidos como para sacar conclusiones significativas sobre lo que sucedió en los medios de vida de las personas durante el período colonial.

Es importante reconocer que el gráfico mezcla dos medidas muy diferentes. La medida para 1820-1970 se basa en estimaciones del PIB per cápita, con solo conjeturas aproximadas sobre la participación de los hogares, y toma muy poca o ninguna cuenta de los bienes y recursos que las personas pueden haber adquirido de su tierra, de los árboles, de los bosques, de ríos y el mar, y en forma de regalos de parientes. Podríamos tratar de especular sobre la proporción del PIB que tenían las personas más pobres, pero eso es muy diferente de decirnos algo muy útil sobre la pobreza. Por el contrario, la medida del Banco Mundial para 1981 se basa en encuestas que buscan evaluar el ingreso de los hogares y, siempre que sea posible, el consumo de todos los bienes no monetarios.

Por otro lado, Allen (2020) muestra usando los datos del Banco Mundial, que, mientras OWID indica que alrededor del 40% de la población de los Estados Unidos vivía en pobreza extrema en 1820, Allen indica que la cifra exacta está más cerca del 0%. Esto no quiere decir que la gente no fuera pobre para los estándares actuales, sino que muy pocos vivían en la pobreza “extrema”, es decir, con menos de lo que se puede comprar en los Estados Unidos por $ 1,90. Eso es lo que está en juego aquí.

Lo mismo es cierto para el Reino Unido. Incluso durante el apogeo del periodo feudal, en 1290, la pobreza extrema en el Reino Unido no alcanzó más del 20-30%. Los índices de bienestar sugieren que las cosas mejoraron desde 1350-1500, durante la era revolucionaria postfeudal, y luego volvieron a empeorar con el encierro y el surgimiento del capitalismo después de 1500, un período caracterizado por el despojo masivo y el colapso de los salarios. Los niveles de vida comenzaron a recuperarse de un nadir a mediados del siglo XVII, de modo que en 1688 la tasa de pobreza extrema rondaba el 5-10%, según Allen. En el siglo XIX, se eliminó la pobreza extrema en el Reino Unido.

A partir de 1981 los datos de pobreza provenidos del Banco mundial muestran un gran rol llevado a cabo por China, véase el gráfico 2.

Gráfico 2: Proporción de la población que vive en extrema pobreza (medida bajo una vara de 1,90 dólares al día, en dólares internacionales de 2011)

Fuente: Banco Mundial

La gran mayoría de la reducción de la pobreza (tanto extrema, como medida en otras varas) mundial se debe especialmente a un factor: China. Como los apologetas de estas métricas afirman «La pobreza absoluta ha disminuido, y donde era cuantitativamente mayor -en Asia- muchos cientos de millones de personas que hace apenas veinte años luchaban por llegar a fin de mes han empezado a tener una existencia segura e incluso un modesto grado de afluencia» (Norberg, 2005).

El 98% de la reducción de la pobreza (1$<) mundial desde 1981 hasta 2005 se debe gracias al rol que ejerce China en el total mundial (Milanovic, 2015). Mientras que en otros países, como EEUU (Banco Mundial) con una tasa de pobreza, bajo una vara de 1’9$, se ha duplicado desde 1980.

Sin embargo, Donnelly (2019) documenta errores considerables en la estimación de la pobreza en China, pues no se tienen en cuenta importantes subsidios para salvar vidas y diversidad de servicios públicos que las personas pueden recibir y «cómo la atención sanitaria, la educación y la comida gratuitas que la gente recibió en la China de Mao no entran en el cálculo» (Donnelly, 2020, pp. 12). También es paradójico señalar que China, tuviese en los 80 una tasa de pobreza superior a países como India o Brasil, siendo más desarrollado que estos países en multitud de aspectos:

<<En un estudio hecho para el Banco Mundial por Ravallion se compara la reducción de la pobreza en China, India y Brasil. En el estudio, se comparó la pobreza medida a 1,25$ dólares diarios. Brasil e India para 1981 tenían entre 17,1% y 59,8% de pobreza respectivamente. En contraste, China tenía un increíble 84% de pobreza. En crudo contraste con la pobreza, las medidas sobre las condiciones de vida (mortalidad infantil y esperanza de vida) que aportó Ravallion colocaban a China en una ventaja bastante considerable en comparación con los dos países. Brasil y la India en 1981 tenían una esperanza de vida de 62,8 y 55,7 respectivamente. En el caso de China, el estudio mostró que tenía una esperanza de vida de 65,5 años. La mortalidad infantil (por cada 1,000 nacidos vivos) para Brasil y la India en 1981 era de 72,2 y 113 respectivamente. En comparación con China, país pobre para inicios de los 80s según las medidas totalmente fiables del Banco Mundial, tenía una tasa de mortalidad infantil de 45,8>>

(Salazar, 2020, pp. 676)

No solo es sorprendente, y ciertamente contradictorio, que en China tuviese una tasa tan alta hasta la llegada de la descolectivización, los datos del Banco Mundial demuestran que alrededor del 50-60% de la población asiática vivía en pobreza extrema en 1981. La narrativa de OWID implica que antes de este período, de hecho, aparentemente para toda la historia registrada, la tasa era incluso más alta que esto, con prácticamente todos en extrema pobreza. En otras palabras, OWID nos haría creer que Asia, hogar de las civilizaciones históricas más avanzadas del mundo, siempre ha sido extremadamente pobre, incapaz de satisfacer incluso las necesidades alimentarias más básicas, hasta que fueron rescatadas por la intervención imperial y la globalización. Sin embargo, Allen aborda esta pregunta al observar los datos de consumo de la India y observa que antes de la intervención británica «existe una gran posibilidad de que las tasas de pobreza fueran mucho más bajas». Esto significa que la tasa de pobreza extrema casi se triplicó durante el período del colonialismo británico, escribe Allen; «Pueden haber estado involucrados muchos factores, pero el imperialismo y la globalización deben haber jugado un papel principal». Los hallazgos de Allen indican que, como resultado del colonialismo, la pobreza extrema en Asia a fines del siglo XX era significativamente peor que durante el feudalismo del siglo XIII.

Sobre la reducción de pobreza en China, Bramall (2008) muestra dos estimaciones de la tasa de pobreza en China, el Banco Mundial y Yao. Según el Banco Mundial, los niveles de pobreza en China en el sector rural bajaron rápidamente durante el proceso de descolectivización y luego con la aplicación universal de la agricultura familiar esta tendencia de reducción se vio estancada y en realidad subió, pasando la pobreza del 11% al 11,5% en 1990. Si lo medimos en términos absolutos, en 1990 (97 millones de personas) había 8 millones más de personas pobres que en 1984 (89 millones de personas).

Y las otras estimaciones que coloca Bramall, son las de Yao, quien usa dos tipos de mediciones de la pobreza: tipo 1 y 2. El primero es el umbral de pobreza “más bajo”, y el segundo es el umbral de pobreza “más alto”. En su totalidad Yao uso 4 medidas de pobreza. Dos (tipo 1 y 2) llevaban el coeficiente gini real y los otros dos (tipo 1 y 2) llevaban el coeficiente gini fijado en 21,24.

Gráfico 3: Pobreza rural, en millones de habitantes.

Fuente: Bramall, 2008, pp. 448

Aunque hay ciertos problemas en los datos del Banco Mundial. En el mismo estudio del Banco Mundial afirman que la encuesta hecha para medir los ingresos de las personas rurales (y por ende la pobreza) se amplió considerablemente entre 1984-85, pasando de 31,375 hogares encuestados en 1984 a 66,642 hogares en 1985. Entre 1985-90 la encuesta se mantuvo sin cambios. Sobre la expansión el Banco afirmó que, casi con toda seguridad, la encuesta se amplió a zonas más remotas, ergo, más pobres que lo que habían reportado las encuestas anteriores. Esto puede descifrar la paradoja de porqué se detuvo la reducción de la pobreza a partir de 1985, sin embargo hay algo que no cuadra con las afirmaciones hechas por el Banco Mundial. Entre 1984-85 se duplicó la cantidad de hogares encuestados, algo lo cual el Banco afirmó que dicha expansión se había hecho con “toda seguridad” a las zonas remotas, es decir, en las más pobres. Salazar (2020) comenta sobre esto, que «si esto fuera cierto, que no niego su posibilidad, significaría que la pobreza entre 1984-85 tuvo que aumentar más de lo que realmente aumentó (pasó de 11% a 11,9%), pero en realidad el aumento de la pobreza fue bastante leve en términos porcentuales. ¿Acaso la encuesta realmente se expandió a las zonas rurales más pobres según como afirma el Banco? Esto es difícil de afirmar, y si lo hubiera hecho esto significaría per se que los hogares encuestados entre 1978-84 en realidad tenían unas condiciones de ingresos símiles a las supuestas zonas “remotas y pobres” a los cuales el Banco hace referencia. Con base en esto se puede argumentar que la tendencia de la pobreza rural entre 1978-90 de los datos del Banco son relativamente fiables.» (Salazar, 2020, pp. 677)

Por otro lado, el problema sujeto bajo las estimaciones de Yao, es que se basan en un coeficiente gini fijado, y este muestra una cifra totalmente absurda para un periodo de varios años. Véase, por ejemplo, que sus datos para el tipo 1 del coeficiente gini fijado muestran que la pobreza en China se mantuvo invariable y estancado en exactamente 25 millones de personas en 3 años seguidos (1984-86). Por otra parte, el tipo 2 (umbral de pobreza más alto) del gini fijado mostraba que la pobreza entre 1978-80, años donde la producción agrícola y los ingresos rurales habían aumentado en gran medida, era del 100%, y de repente en 1981 la pobreza rural bajó al 61,6%. Por otra parte, la medida tipo 2 del gini real tiene el mismo problema que el tipo 2 del gini fijado. Una medida que sí parece más plausible es la del gini real tipo 1, que es la medida que se observa en la figura 3.4. En la figura se denota que el nivel de pobreza rural después de 1984 aumentó y se mantuvo estancado por más de una década, razón por la cual no fue hasta 1996 (6,7%) que la pobreza rural, en términos porcentuales, fuera menor que la de 1984 (7,3%).

Salazar (2020) concluye que la tendencia “real” (más probable) sobre la pobreza en China apuntan a que entre 1978-84 fue una época donde más se redujo la pobreza y que entre 1984-90s fue donde se estancó y hasta llegó a aumentar y que la disminución de la pobreza entre 1978-84, a pesar de que en se hable de que fue gracias a la “descolectivización”, se deben en realidad en la forma de registrar los ingresos de las personas de la zona rural, y también a las buenas condiciones climáticas de 1983-84 (siendo los mejores años climáticos en toda la Historia de la República Popular China).

¿Pero es cierto lo que comenta el autor sobre la situación de 1978-84 con la «descolectivización»?

Se puede observar con claridad que el rendimiento de los granos, cultivos oleaginosos y del algodón que el crecimiento durante el periodo de transición a comparación del periodo post-colectivización es bestial, ni siquiera durante el periodo post-colectivismo llegaron a tener un cuarto del rendimiento logrado durante el periodo de transición. Volviendo a lo de la pobreza, esta se estanca en términos porcentuales y en absolutos aumenta; en 1984 había 8,6% de pobreza (11% rural), mientras que en 1990 era del mismo 8,6% (11,5% rural). Esto en términos absolutos queda así: 89,5 millones de pobres en 1984 y 98,2 millones de pobres en 1990.

Mejoras durante el periodo de transición (Descolectivización)

Pero, además del ver el rotundo fracaso que ocurrió tras el inicio de la época post-colectiva, ¿a qué se debió al gran rendimiento que tuvo la agricultura durante el periodo de transición? 

El período de transición se caracterizó por el uso intenso de insumos químicos. La aplicación de fertilizantes químicos ha aumentado constantemente desde 1970 en adelante, incluyendo durante los últimos años la mejora de la capacidad de producción del sistema colectivo. Esta tendencia continuó durante el período de transición, durante el cual la aplicación de fertilizantes casi se duplicó en cinco años (Zhun Xu, 2018, pp. 43).

Hubo una mejora significativa en la calidad del fertilizante durante el período de transición debido a que los grandes complejos sintéticos de amoníaco y urea importados por el gobierno central en 1973-74 -durante la era colectiva- entraron en producción a finales de los años 70 (Stone, 1988). La revolución verde comenzó en China durante la era colectiva, y en poco tiempo se estableció un sistema nacional de investigación agrícola que era «altamente desarrollado, de amplia base y sofisticado». La difusión de semillas mejoradas (variedades de alto rendimiento) fue particularmente importante para el crecimiento agrícola chino; ya en 1959, el 80 por ciento de la superficie sembrada de China se plantó con variedades mejoradas, pero las semillas se mejoraron continuamente a lo largo de la era colectiva (Stone, 1988). Por ejemplo, el arroz híbrido se desarrolló a mediados de la década de 1970, pero su difusión a nivel nacional coincidió realmente con la descolectivización, véase la tabla 1.

Tabla 1:

AñosAdopción de HRSUso de fertilizantesDifusión de Arroz híbridoPotencia de la máquinaClima MCI
197003,51221,653–73.72141.9
197103,647n.a.–29.41144.7
197204,207n.a.21.67147
197305,11147,829–21.53148.2
197404,85859,303–23.01148.7
197505,36974,786–12.62150
197605,8280.486,2961.55150.6
197706,486.2102,61728.89150.5
197808,8412.6117,49953.61151
19790.0110,86315.4133,79512.02149.2
19800.1412,69414.2147,45747.4147.4
19810.4513,34915.4156,80126.91146.6
19820.8015,13416.8166,1427.74146.7
19830.9816,59820.3180,21910.17146.4
19840.9917,39826.7194,9722.69146.9
19850.9917,75826.4209,12547.18148.4
19860.9919,30628.3229,554.346150
19870.9919,99333.0248,3634.63151.3

Fuente: Zhun Xu, 2018, pp. 43

En términos absolutos, el Estado invirtió un 20% menos en la agricultura durante 1981-5 que durante 1976-80. Como resultado, el área total de riego disminuyó en 2,5 millones de acres durante el sexto plan quinquenal, con la mayor parte de la disminución ocurriendo en el área mecánicamente irrigada (Nolan et al., 1990), y un número sustancial de embalses fueron dejados en mal estado y peligrosos (Yang, 1988). 

Las inversiones fueron fundamentales para el gran aumento de la producción agrícola que se produjo después de 1977 tal y como lo explica Shi (1987). 

Con toda la diatraba dicha anteriormente, se llega fácilmente a la conclusión que la grandísima reducción de la pobreza durante 1978-84 fue gracias a las políticas y cosas hechas en la época pre-reformista (o maoísta) y al buen clima que coincidió con el mandato de Deng. Para ser un poco más gráficos con lo que Mao logró después de su muerte, como se observamos anteriormente en el gráfico 3 (usando diferentes líneas de pobreza, incluyendo la del Banco Mundial del reporte de 1992), también se ve una gran disminución durante el periodo de 1978-84, y, siendo igual que el reporte del banco mundial de 1992, se observa como esta se estanca en 1984 (tras el fin de la era colectiva y el inicio de la era no-colectiva) y hasta sube no siendo hasta 1995 que logra estar al mismo nivel que durante 1984. Este suceso (reducción de la pobreza 1978-84) es un logro de la agricultura de las políticas maoísta.

Otros autores, muestran en porcentaje las causas de esta reducción de pobreza, por ejemplo, en el periodo 1978-1985, más del 94’17% de la reducción de la pobreza, de 32’9% a 11’1% se debió menos de la mitad, un 45’45%, a las inversiones institucionales (Fan et al., 2009, pp. 211). Sin embargo, estos datos parecen estar sobreestimados, pues la producción de granos entre 1978-84 fue bastante alta, lo que se traduce en más ingresos y con esto, lógicamente se determina una reducción de la pobreza, pero estos hallazgos no fueron provocados por las reformas del HRS: <<los cambios en la producción parecen estar determinados principalmente por los cambios en el uso de los insumo junto con los cambios en los patrones de cultivo, la intensidad del cultivo y otros factores específicos del año como el ajuste de precios y el clima. El hallazgo más importantes es que la reforma del HRS no tiene ningún impacto estadísticamente significativo en la producción>> (Zhun, 2018).

Como se observa, hay una gran reducción de la pobreza rural entre 1978-84, la cual se debe al aumento de la producción agrícola, que se estancó entre 1984-90.

En realidad, las reformas de 1978, en la población urbana, en 1981 las empresas individuales aún eran menor a 3 millones:

Tabla 2: empresas individuales y empleados

AñosNúmero de empresas
(millones)
Número de empleados
(millones)
1949-504,148,26
19560,430,51
1957n.a.1,04
19780,30,33
19790,560,68
19800,891,56
19811,52,57
19822,643,19
19835,867,55
19849,313
198511,6917,57
198612,1118,46
198713,7220,16
198814,1326,24

Fuente: Gold, 1989, pp. 197

Respecto a China, en el periodo 1985-2000, más del 94’17% de la reducción de la pobreza, de 11’9% a 3’7% se debió a las inversiones públicas y menos del 1% a las inversiones institucionales (Fan et al., 2009, pp. 211).

Los análisis regionales realizados para China e India sugieren que más inversiones en áreas menos desarrolladas / favorecidas no solo ofrecen la mayor reducción de la pobreza por unidad de gasto, también lidera a los mayores rendimientos económicos. (Thorat y Fan, 2009, pp. 709).

Otro estudio respecto a la India concluyó:

La investigación agrícola, la educación y la infraestructura rural son las tres partidas de gasto público más eficaces para promover el crecimiento agrícola y la reducción de la pobreza. (…) Inversiones en investigación agrícola, educación e infraestructura tiene un gran impacto en el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. (Fan, 2007, pp. 20)

La gran mayoría de las ganancias contra la pobreza se han producido en una región: Asia oriental. De hecho, el éxito económico de China y los tigres de Asia Oriental, como han señalado los académicos como Ha-Joon Chang y Robert Wade, no se debe a los mercados neoliberales que defiende, sino a la política industrial, el proteccionismo y el liderazgo estatal regulación (las mismas medidas que las naciones occidentales utilizaron con tan gran efecto durante su propio período de consolidación industrial).

En conclusión, como señalamos, el 98% de la reducción de la pobreza (1$<) mundial desde 1981 hasta 2005 se debe gracias al rol que ejerce China en el total mundial, y esta reducción de la pobreza en China en entre 1978-2000 fue del 32’9% al 3’7%, siendo el rol estatal clave, mientras que las reformas Dengistas fueron insignificantes en la producción, por otro lado, en el crecimiento económico, el rol de estas reformas también se vuelve pequeño e insignificante (Gunby et al., 2016).

La cuestión

El Banco atribuye al crecimiento económico especialmente en China, Asia Oriental y la India, este aparentemente impresionante progreso en la eliminación de la pobreza.

The economist (2013) señala que debe agradecerse al librecambismo, y haciendo nuevamente hincapié en el increíble rol de China, pues entre 1981 y 2010 sacó de la pobreza a 680 millones de personas.

Gráfico 4: Porcentaje de personas que ganan menos de 1,9 dólares al día

Fuente: Banco Mundial


En el contexto de Bangladesh, las experiencias vividas contrastantes de la percepción de pobreza extrema y la definición actual de pobreza extrema basada en el dólar parece delinear diferentes imágenes. Si las percepciones de los pobres difieren en gran medida de la medida existente, la erradicación de la pobreza en las iniciativas de desarrollo mundial podría convertirse en un mero éxito estadístico (Kamruzzaman, 2021).

Bajo una encuesta representativa a nivel nacional de hogares rurales en 2016, para medir la pobreza subjetiva en las zonas rurales de China y analizar también los determinantes. Nuestros resultados indican que la línea de pobreza subjetiva media de los hogares rurales es de 8297 yuanes per cápita, que es mucho más alta que la línea de pobreza nacional (2800 yuanes). Estadísticamente, el 29% de los hogares rurales encuestados que no son objetivamente pobres se sienten subjetivamente pobres. La línea de pobreza objetiva no puede reflejar completamente la percepción subjetiva de pobreza (Wanf et al., 2020). 

La justificación de esta cifra como “pobreza extrema”, es ciertamente arbitraria (el Banco Mundial no se basa en ninguna evaluación directa e independiente de lo que las personas realmente necesitan en materia de vivienda, alimentación y vestido, sino más bien en los umbrales de pobreza previamente existentes establecidos por una minoría de regímenes en algunos de los países más pobres del planeta):

<<En 1990, un grupo de investigadores independientes y el Banco Mundial propusieron medir a los pobres del mundo utilizando los estándares de los países más pobres del mundo. Examinaron los umbrales de pobreza nacionales de algunos de los países más pobres del mundo y convirtieron los umbrales a una moneda común utilizando tipos de cambio de paridad de poder adquisitivo (PPA). Los tipos de cambio de PPA se construyen para garantizar que la misma cantidad de bienes y servicios tenga un precio equivalente en todos los países. Una vez convertidos a una moneda común, descubrieron que en seis de esos países muy pobres el valor del umbral de pobreza nacional era de aproximadamente 1 dólar diario por persona, y esto constituyó la base del primer umbral de pobreza internacional de un dólar diario>>

(Banco Mundial citado en Donnelly, 2019, pp. 10)

En 2013, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) admitió que <<El umbral de pobreza de 1,25 dólares diarios… está muy lejos de cumplir el derecho a «un nivel de vida adecuado para… la salud y el bienestar» (Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 25.1)… Tomando 5 dólares como el ingreso diario mínimo que podría considerarse razonablemente como el cumplimiento de este derecho, la pobreza seguiría siendo generalizada>> (Donnelly, 2019, pp. 11).

Por supuesto, cifras como 1,25 y 1,90 dólares por día parecen muy bajas, la cuestión es que un ingreso de 1,90 dólares no se refiere a lo que un turista estadounidense puede comprar si cambia esa suma por moneda local en un país del Tercer Mundo. Se refiere en cambio al poder adquisitivo de 1,90 dólares dentro de los Estados Unidos.

<<¿Cuánto es 1,90 dólares por día, ajustado al poder adquisitivo? Técnicamente, representa el equivalente internacional de lo que 1,90 dólares podrían comprar en los Estados Unidos en 2011. Pero sabemos que esta cantidad de dinero es inadecuada para lograr incluso la nutrición más básica. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos calcula que en 2011 el mínimo necesario para comprar alimentos suficientes fue de 5,04 dólares por día. Y eso no tiene en cuenta otros requisitos para la supervivencia, como la vivienda y la ropa. Tenemos muchos ejemplos de este déficit. En la India, los niños que viven a 1,90 dólares todavía tienen un 60% de probabilidades de estar desnutridos. En Níger, los niños que viven a 1,90 dólares tienen una tasa de mortalidad tres veces superior a la media mundial. La misma historia se puede contar de muchos otros países. Si 1,90 dólares es demasiado poco para lograr una nutrición básica, o para asegurar una oportunidad justa de sobrevivir el primer año de vida, ¿por qué lo usamos?>>

(Hickel, 2015 citado en Donnelly, 2019, pp. 11)

Aún teniendo esto en cuenta, medir la pobreza de un país bajo una vara de 1’9$ es demasado bajo (Reddy y Lahoti, 2015). De hecho, es una vara para medir la pobreza demasiado baja, que no debería usarse para informar políticas (Banco Mundial, 2015).

Peter Edwards argumenta que las personas necesitan alrededor de $ 7.40 para alcanzar la esperanza de vida humana normal. Y excluyendo China, bajo esta vara de pobreza, hoy día hay aproximadamente 1.500 millones más de pobres que en 1981 (Cuando el Banco Mundial comenzó a recopilar datos), que coincide con la edad de oro de lo que comúnmente en el mundo académico se denomina ‘neoliberalismo’.

Gráfico 5: Número de pobres (pobreza medida bajo una vara de 7’4$ de 2011) a nivel mundial, excluyendo a China.

Fuente: Hickel, 2016, pp. 6

Pero esta es una forma burda de pensar sobre nuestra capacidad para acabar con la pobreza. No deberíamos considerar el costo de acabar con la pobreza como un porcentaje del ingreso mundial total, sino más bien como un porcentaje del ingreso de todas las personas que no son pobres; digamos, aquellos que viven en más del doble de la línea de pobreza. En 1990, habría costado el 12,9% de sus ingresos totales acabar con la pobreza. En 2013, habría costado solo el 3,9%. Según esta medida, nuestra capacidad para acabar con la pobreza ha mejorado en un factor de 3,31. Con este método, la gravedad moral de la pobreza es 2,69 veces peor que en 1990 (Hickel, 2018).

Cabe destacar que para dificultar este camino, la desigualdad es una de las principales trabas para acabar con el problema de la pobreza a nivel mundial como se observa en la tabla 3.

<<Tanto la pobreza como la desigualdad mundiales se ven ofuscadas por los factores de conversión de la PPA. Dado que el comercio internacional se basa en tipos de cambio oficiales que siguen perjudicando a los países del Tercer Mundo con términos de intercambio deteriorados, con precios bajos para las exportaciones del Tercer Mundo y precios altos para las importaciones de los países del Primer Mundo, el uso de factores de PPA míticos subestima el problema>>

(Donnelly, 2019, pp. 24-25)

Tabla 3: Impacto en la tasa de pobreza de los cambios económicos, demográficos y educativos, 1979-2013

Fuente: EPI citado en Davies, 2015 (Economic Policy Institute)

La relación entre desigualdad salarial y pobreza salarial está empíricamente demostrada (Karagiannaki, 2017).

No sólo la pobreza salarial, la correlación entre desigualdad salarial y pobreza multifactorial también está empíricamente demostrada (Yang y Vizard, 2017). En el informe de la London School of Economics and Political Science (2019) se recopila evidencia empírica de la relación entre desigualdad y pobreza (Hills et al., 2019). Precisamente se ha encontrado relación entre desigualdad y crecimiento económico, dos variables importantes <<Nuestro análisis econométrico nos demuestra que la desigualdad tiene un efecto negativo estadísticamente significativo en el crecimiento económico>> (Cingano, 2014) otros estudios también muestra que <<[hay] evidencia de que altos niveles de desigualdad reducen el crecimiento en la renta de los más pobres, y si acaso, potencia el crecimiento de los más ricos>> (Ravallion, 2005). Yatskulyak (2004) también, en base al análisis de los países de transición de Europa del este, describe la relación pobreza-desigualdad concluye que un aumento del 1% de la desigualdad, en promedio, implica un aumento de la pobreza del 1,66%. Al mismo tiempo, un aumento del 1% del ingreso medio de la población (aquí el INB per cápita en PPA representa el ingreso medio) lleva a una disminución de la pobreza del 1,25%, siendo todo lo demás igual. Poniendo de relieve la necesidad de acelerar el crecimiento económico para reducir la pobreza en el mundo. Al mismo tiempo, en el caso de las economías de la Unión Económica y Monetaria, que todavía están en transición, las estrategias de reducción de la pobreza deberían hacer más hincapié en las políticas redistributivas.

Aunque el PIB aumente considerablemente «La participación del 1% superior ha estado en una senda ascendente desde [la crisis], pasando el nivel de 2000 en 2013 y logrando nuevos picos cada año a partir de entonces», dijo el informe anual. El banco dijo que «la desigualdad de riqueza global ciertamente ha sido alta y ha aumentado en el período posterior a la crisis» (credit Suisse, 2017). En 2016 el 22% del ingreso global fue recibido por el 1% superior contra el 10% del 50% inferior (WID, 2018).

En la actualidad el 1% de población que posee más riqueza respecto a total del PIB en distintos países ricos, ha aumentado considerablemente comparado con lo que poseía el 1% más rico en 1980.

Gráfico 6:

porcentaje de renta que posee el 1% desigualdad en 1980 y en la actualidad.PNG

Teniendo en cuesta la alta desigualdad global en la que las 42 personas en 2018 poseían la misma riqueza que 3.700 millones de personas más pobres (Oxfam, 2018). De todos los ingresos generados por el crecimiento del PIB mundial entre 1999 y 2008, el 60% más pobre de la humanidad recibió sólo el 5% (Hickel, 2016, pp. 13). Según el Instituto de Investigación Credite Suisse, actualmente el 50 por ciento de la población adulta mundial posee menos del 1 por ciento del total de la riqueza mundial, mientras que el 10 por ciento de los adultos más ricos posee el 82 por ciento de la riqueza mundial y el 1 por ciento más rico «posee por sí solo casi la mitad (45 por ciento) de todos los activos de los hogares». La flexibilización cuantitativa y los tipos de interés artificialmente bajos establecidos por los bancos nacionales después de la Gran Recesión han aumentado la riqueza del 1 por ciento más rico (Slatin, 2019, pp. 485). Es lógico pensar en un modelo redistributivo y que fomente el crecimiento económico la conclusión de que el crecimiento económico es fundamental para la reducción de la pobreza en todos los paísese (Yatskulyak, 2004, pp. 38; Hickel, 2016, pp. 13).

El periodo de tiempo en la posguerra fue la etapa en la que más crecimiento económico se dio, como se observa en la tabla, también se acentuó la tendencia intervencionista del Estado que había comenzado a desarrollarse en la década de 1930 y que dio forma al «Estado de Bienestar». El Estado, en los países occidentales, asumió tareas activas en relación con las posibilidades de incidir directamente sobre la actividad económica, en cuestiones como el nivel de empleo, de demanda y de inversión, para asegurar las condiciones de reproducción del sistema capitalista.

Recordemos que Wolfensohn, a quien cité anteriormente, admitió que los países en desarrollo experimentaron una rápida reducción de la pobreza en los años sesenta y setenta, que se frenó y luego se invirtió en los años ochenta y noventa (incluso según la propia línea de 1,25 dólares del Banco). El hambre también disminuyó durante los años sesenta y setenta, incluso según las propias cifras de la FAO. Esto se debe probablemente a las estrategias desarrollistas que los países del Sur global estaban utilizando en ese momento, incluyendo los aranceles comerciales, los subsidios, el gasto público y la regulación del capital extranjero (Hickel, 2016, pp. 13).

Tabla 4: Tasas de crecimiento económico anual del PIB per cápita

 1955-19601960-19701970-19751975-19801980-1986
Norteamérica2,23,11,72,42
Japón7,79,12,33,13,1
Nueva Zelanda y Australia2,13,92,30,51,5
URSS9,34,85,33,33,6

Fuente: UNICEF, 1990, pp. 5

Robert Pollin estima que los países en desarrollo perdieron 480.000 millones de dólares anuales en el PIB potencial durante los años ochenta y noventa como resultado del ajuste estructural. Las tasas de crecimiento del ingreso per cápita en el mundo en desarrollo cayeron a la mitad de sus niveles anteriores. En el África subsahariana el ingreso per cápita comenzó a disminuir a un ritmo del 0,7% anual; el PNB del país africano medio se redujo alrededor del 10% durante este período (Hickel, 2016, pp. 14).

Las políticas públicas son el modo de realización necesario del contenido contradictorio de la forma económica de existencia de las relaciones sociales capitalistas. Dicho en otros términos, la acumulación de capital no puede existir como tal sin el Estado y, a la inversa, este no tiene más razón de existir como no sea la de dar curso a la realización de la acumulación de capital. Por lo mismo, de nuestra lectura se desprende que el Estado no puede ser el “instrumento de dominación” de la clase capitalista, ni especificarse por poseer una “autonomía relativa” respecto de esta clase o del movimiento de la acumulación de capital (Starosta y Caligaris, 2018). Lo que encontramos, entonces, es que la separación entre estado y mercado tan solo puede percibirse como tal, dejando de lado una mediación fundamental; el capital. Lo que termina por romper la premisa básica del Liberalismo, constatando  que la contraposición entre administración pública y privada no es el cisma insuperable que presentan ideológicamente valedores de uno u otro lado (Rojo, 2019, pp. 83).

Anee esta situación, ¿qué puede hacer la clase trabajadora? Hablamos de clase trabajadora para identificar el sujeto que se constituye entorno tal de acuerdo con su posición en las relaciones de producción dominantes hoy, las capitalistas. Es decir, poniendo en el centro del análisis lo que está en el cenero en la realidad. Sobre esta base, puesto, que el aumento de la exploración es la causa del cuestionamiento cada vez más frontal de sus condiciones de vida, y dicho aumento es el resultado inevitable de la sociedad organizada en torno a la propiedad privada de los medios de producción y todo su despliegue histórico —con la forma capitalista finalmente y en particular en su estadio imperialista—, la única vía de solución para la clase trabajadora es la expropiación del capital. Insistimos en este punto: la exploración no es una categoría moral sino teórica, resultado de la aproximación científica que realiza Marx a la problemática de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista. La única forma de superar la explotación es eliminar su causa. (Arrizabalo, 2018).

El problema de todo esto, aún suponiendo como verdaderos los datos del Banco Mundial y sus, sesgadas encuestas a los hogares (por no ser representativas) además de los numerosos problemas planteados por Donnelly (2019), es que nuestra capacidad para acabar con la pobreza (por ejemplo, el costo de terminar con la pobreza como proporción del ingreso de los no pobres) ha aumentado muchas veces más rápido que la tasa de pobreza proporcional ha disminuido (para usar su medida preferida de nuevo). Según esta métrica, estamos peor que nunca (Hickel, 2018).

<<Sobre la base de suposiciones optimistas, y suponiendo implícitamente una continuación indefinida de cambios potencialmente importantes a favor de los pobres en las políticas de desarrollo durante el período de referencia, la erradicación tomará al menos 100 años a $ 1.25 por día y 200 años a $ 5 al día. Si bien esto podría lograrse en principio acelerando el crecimiento global, las restricciones globales de carbono plantean serias dudas sobre la viabilidad de este curso, particularmente porque el PIB global necesitaría superar los $ 100,000 per cápita a $ 1.25 por día y $ 1 millón por día. cápita a $ 5 por día. La clara implicación es que la erradicación de la pobreza, incluso a $ 1.25 por día, y especialmente en una línea de pobreza que refleja mejor la satisfacción de las necesidades básicas, puede conciliarse con las restricciones globales de carbono solo por un aumento importante en la participación de los más pobres. en el crecimiento económico global, mucho más allá de lo que se puede lograr de manera realista con los instrumentos existentes de política de desarrollo, es decir, con medidas efectivas para reducir la desigualdad global.>> (Woodward, 2015, pp. 43)

<<El escenario de referencia descrito anteriormente implica un aumento del PIB global (en términos de PPA de 2005) a casi 15 veces su nivel de 2010 para el momento en que se erradica la pobreza de $ 1.25 al día en 2115, y 173 veces el tamaño que tenía en 2010 para el erradicar la pobreza bajo una vara de $ 5 al día (en 2222). La contribución del crecimiento de la población a esta cifra (según las proyecciones actuales de la ONU) sería limitada en el primer caso y mínima en el segundo, un factor de 1.29 y 1.25 respectivamente. Por el contrario, el aumento se debe casi por completo al crecimiento del PIB mundial per cápita, que alcanzaría alrededor de $ 112,800 en 2115 y $ 1,358,000 en 2220, respectivamente 3.3 y 40.2 veces la cifra actual para los países de la OCDE de altos ingresos.>> (Woodward, 2015, pp. 58)

Aunque el problema climático no sea tema específico en esta entrada (ya tratado más extensamente aquí), es inevitable no tener en cuenta la situación vigente, que supone más trabas al problema de la pobreza mundial:

<<La tendencia al calentamiento actual resulta de particular importancia ya que es extremadamente posible (con una probabilidad mayor del 95 por ciento) que la mayor parte de ella sea el resultado de la actividad humana desde mediados del siglo XX, y avanza a un ritmo sin precedentes de décadas a milenios.>> (NASA)


Donnelly (2019) comenta varios errores metodológicos en la medición de pobreza:

  1. PROBLEMAS METODOLÓGICOS DEL UMBRAL INTERNACIONAL DE POBREZA DEL
    BANCO MUNDIAL

El Banco Mundial se basa en encuestas de hogares “representativas” a nivel nacional para sus datos sobre los niveles de ingresos per cápita. El problema de esas encuestas, es su relación, a veces arbitraria, con las necesidades reales de las personas. Por una parte, algunas encuestas de hogares atribuyen un valor monetario a las viviendas de los barrios marginales, lo que podría impulsar erróneamente a una persona verdaderamente pobre (es decir, viviendo bajo el umbral de 1’9$) por encima del de pobreza.

Por otra parte, a veces pasan por alto importantes, incluso subsidios para salvar vidas y servicios públicos que las personas pueden recibir.

Un caso que especialmente ejemplifica esto, es cómo la atención sanitaria, la educación y la comida gratuitas que la gente recibió en la China de Mao no entran en el cálculo. Como resultado, se encontró que los chinos, que alcanzaron nuevos niveles de seguridad alimentaria y vieron duplicarse su esperanza de vida en este período, eran en general «extremadamente pobres». El Banco considera que están en peor situación que los haitianos, que pueden reunir algo más de 1,90. Este ejemplo de Haití lo señaló, por este caso reportado por Donnelly:

<<¿Cómo podría uno describir sus condiciones de vida? Como tantos otros en Haití, vivía en una comunidad sin acceso a agua, electricidad, saneamiento, educación, atención de la salud, empleo y alimentos adecuados, entre otras necesidades. Vivió en un tugurio improvisado y murió joven de una enfermedad tratable. Sin embargo, los creadores de opinión del Banco Mundial negarían que este hombre viviera en la pobreza. Eso es porque, con sus ingresos esporádicos por su valiente periodismo y sus remesas ocasionales, probablemente ganaba un poco más de 1,25 dólares diarios en moneda de paridad de poder adquisitivo (PPA) (de hecho, muy por debajo de los 1,25 dólares en moneda fuerte estadounidense). Como tal, sus ingresos estarían por encima de la Línea de Pobreza Internacional del Banco Mundial, que entonces prevalecía, y por lo tanto podría figurar en una estadística como parte de la supuesta disminución de la pobreza mundial.>>

(Donnelly, 2019, pp. 4)

El establecimiento de un umbral de pobreza internacional requiere la comparación del poder adquisitivo de las diferentes monedas nacionales. Los tipos de cambio no resuelven este problema, ya que no tienen en cuenta las estructuras de precios locales —pues un dólar no te comprará un corte de pelo en Nueva York pero, cambiado por 70 rupias, podría hacerlo en Delhi, otro ejemplo: Un marco germanoriental tenía un poder de compra del 113% con el de su contraparte capitalista, es decir, con un marco en la RDA, podías comprar un 13% más respecto a la RDA (Kumar, 1990, pp. 1650)—.

Aquí surge un problema; cada país tiene su propia moneda (Kennedy, 2012, pp. 276): por lo general, el tipo de cambio tiende a ser único en cada país, de modo que la ley de precio único en rigor tendería a presentarse “en promedio”. Pero no ocurre exclusivamente esto. Pues el valor de las mercancías se expresa no en oro sino en signos de valor nacionales carentes de valor, en principio sin ninguna relación explícita con la mercancía dineraria que reemplaza; consecuentemente, en lugar de determinarse el precio por la relación entre el valor de las mercancías en general y el de la mercancía dineraria, sucede que el nivel de precios está determinado por la cantidad de signos de valor lanzados a la circulación. Sin valor intrínseco, y sin ser representación directa de una mercancía con valor intrínseco, la propia idea de que el papel moneda sea representación de valor desaparece, llevándose consigo el propio valor de las mercancías. Ahora bien, además de lo que la teoría económica denomina “perturbaciones al libre comercio” (en lo fundamental, cualquier tipo de costo –impuestos y barreras arancelarias o no arancelarias asociado a la importación o exportación, así como también la existencia de costos de transporte), el criterio de la PPA se enfrenta a nuevos problemas. En primer lugar, el hecho de que la proporción de bienes en los distintos países implicados en el tipo de cambio no sea la misma, tal que podría darse el caso que se cumple la ley del precio único “bien a bien” pero no a nivel de la canasta. En segundo lugar, ocurre que los bienes no son en todo el mundo estrictamente homogéneos, con lo cual el arbitraje sobre el cual se fundamenta la PPA no rige estrictamente como tal. En tercer lugar, y en parte como explicación de los anteriores, en los distintos países o regiones existen o bien distintas necesidades, o las mismas necesidades se satisfacen de manera diferente, sea por cuestiones culturales, climáticas, etc.

Además, la línea de pobreza en PPA ha ido cambiando a lo largo del tiempo. En China, la línea de pobreza hecha para 1978 dio como resultado un 31,6% de la población rural en situación de pobreza, cifra inferior a la de 2007. La linea de pobreza de 1978 fue de 100 yuanes y toman en cuenta los ajustes hechos por Peng para su línea de pobreza para 2007. En otras palabras, el umbral de pobreza oficial de 1978 no tiene los problemas que tenían los datos oficiales en 2007, por lo que es innecesario “reajustar” la línea de pobreza de 1978. Algo a tener en cuenta, y como vimos con anterioridad, es que los ingresos de actividades secundarias no se registraban en las estadísticas oficiales previo a la descolectivización, por lo que si se tienen en cuenta esos ingresos “secundarios” (10-30%) es más que obvio que la pobreza rural de 1978 sea inferior al 31,6%, algo que colocaría en una posición más que penosa el sector rural de la época reformista debido a su incapacidad de sacar a personas de la pobreza. En otras palabras, había menos pobres, en términos porcentuales (y probablemente absolutos) al final de la era maoísta que 29 años después, algo que pone al desnudo el gran error que fue la descolectivización en China (Peng, 2014). El Banco Mundial por ejemplo tuvo las siguientes evoluciones:
-En 1995 utilizando la PPA a partir de 1985 -> 1,08$
-En 1993 con la PPA a partir de ese año, y luego se elevó a 1,25$ con la publicación de nuevas PPA en 2005.
Hasta la fecha, la última revisión del Banco es de $1.90 por día y está basada en las tasas de PPA de 2011.

Contrariamente a las apariencias, esta nueva cifra, nominalmente mayor, no significa que se haya elevado el umbral de la pobreza; de hecho, al fijarlo en 1,90 dólares diarios, en realidad lo ha reducido, borrando convenientemente a 100 millones de pobres de la noche a la mañana.

El Banco y la OCDE utilizan las tasas de PPA no sólo para fijar el umbral de la pobreza extrema, sino también para comparar los PIB de los distintos países, tratando de ajustar los efectos distorsionantes de los tipos de cambio normales del mercado.

El PCI establece sus tasas de PPA recogiendo datos sobre una «cesta de bienes y servicios» normalizada internacionalmente. Comparando los precios de esta cesta estándar en diferentes contextos nacionales, el PCI puede establecer las relaciones de precios entre bienes y servicios comparables entre países.

<<Supongamos que hay una cesta de bienes y servicios que cuesta 50 dólares de los Estados Unidos (USD). 50 dólares de los Estados Unidos equivaldrían a 363 rands sudafricanos (ZAR) si se utiliza un tipo de cambio de mercado de 7,26. Sin embargo, debido al menor nivel de precios de Sudáfrica en relación con los Estados Unidos, el costo de una cesta similar es en realidad de 239 ZAR. Por lo tanto, con 50 dólares se compraría una cesta de bienes y servicios más grande en Sudáfrica que en los Estados Unidos; la PPA de Sudáfrica a los Estados Unidos sería de 239 ZAR/50 dólares, lo que equivale a 4,77.>>

(Donnelly, 2019, pp. 14)

El uso de factores de conversión PPA significa que si el precio de un producto básico importante, como la vivienda, es particularmente alto o bajo en el país base (los Estados Unidos) en el año de referencia, esto influirá en los factores de conversión PPA con otros países.

Aunque el dólar de los Estados Unidos sirva para establecer el umbral de pobreza internacional del Banco, los dólares a los que se hace referencia no se basan en lo que el dólar puede comprar en un país extranjero a través de los tipos de cambio normales del mercado.

Una investigación exhaustiva ha descubierto que «cuanto más pobre sea el país, menor será el valor del tipo de cambio de su moneda en relación con el valor de la PPA de su moneda». Como escribió Aseem Shrivastava en 2006, la conversión de las monedas locales en dólares de los Estados Unidos mediante factores de conversión de la PPA se hace «teniendo en cuenta el menor costo de la vida en los países empobrecidos» y aplicando un «factor de conversión» a los «tipos de cambio del mercado para calcular lo que es mínimamente necesario para sobrevivir allí

Donnelly (2019) y Aseem Shrivastava (2016) narran como este caso subestiman la pobreza de Haití e India respectivamente:

<<Volviendo a Haití, el factor de conversión del PPA de 2016 entre el dólar y la gourde, basado en el «consumo privado», fue de 1:28. Esto significa que por cada 28 gourdes que un haitiano tenía, en teoría tenía 1 dólar (PPA). En cambio, el tipo de cambio oficial en 2016 era de aproximadamente 1:65. 31 Al utilizar el coeficiente de PPA, el Banco Mundial elevó estadísticamente en más del 100% los ingresos en dólares de los haitianos, reduciendo así artificialmente la pobreza. Utilizando este factor de conversión de la PPA para el umbral de pobreza de 1,90 dólares, parecería que los haitianos sólo necesitarían 54 gourdes por día en Haití para evitar la pobreza extrema. Teniendo en cuenta que el tipo de cambio oficial es ahora más de 1:70 y que muchos de los productos que los haitianos necesitan comprar, incluidos los alimentos, son importaciones de los Estados Unidos, incluso a precios más altos, el umbral de pobreza de 54 gourdes es más que absurdo.>>

(Donnelly, 2019, pp. 16)

<<Utilizando las cifras del Banco Mundial sobre el PIB, ampliamente citadas, este factor de conversión para un país como la India (2005) puede calcularse en aproximadamente 5,3 [relación de la PPA de las rupias indias con respecto al dólar de los Estados Unidos]. Esto significa que 1,08 dólares diarios en la India debería implicar efectivamente un poder adquisitivo de unos 20 centavos al día… Dada la forma en que se citan las cifras en todas partes, la impresión dominante que se transmite es que los pobres están viviendo con menos de 1 ó 2 dólares al día cuando, de hecho, sería enormemente más exacto, en lo que respecta al inglés cotidiano, decir que los pobres están viviendo con menos de 0,20 ó 0,40 dólares al día>> (Shrivastava, 2016 citado en Donnelly, 2019, pp. 16)

En resumen, cuando los 1,90 dólares diarios se reconvierten de nuevo en las monedas de los países del Tercer Mundo, como la India, mediante la fórmula de conversión PPA, en realidad valen considerablemente menos de 1,90 dólares

utilizando la PPA de referencia de 1,25 dólares, el Banco situó la tasa de «pobreza extrema» en la India en un nivel ligeramente superior al 30% en 2007. El gobierno de la India alcanzó una estimación oficial de pobreza similar, del 26%, basada en el número de personas que viven con menos de 12 rupias por día, es decir, unos 30 centavos de dólar en 2007 (Cabe suponer que el Gobierno de la India se limitó a fijar su umbral oficial de pobreza como equivalente a la norma de 1,25 dólares del Banco, es decir, 12 rupias por día al aplicar el factor de conversión PPA pertinente en ese momento).

En cambio, la Comisión Nacional para las Empresas del Sector No Organizado (NCEUS), administrada por el Estado indio, publicó un informe de 2007 en el que se llegaba a conclusiones muy diferentes. En lugar de utilizar 12 rupias como umbral de pobreza, la NCEUS utilizó 20 rupias (50 centavos) y constató que el 77% de los indios -836 millones de personas viven en la pobreza en condiciones que, en palabras del informe, «son totalmente deplorables»

La principal conclusión de este informe es un aumento bien documentado de la pobreza -hasta 836 millones de personas en 2004-05- precisamente en un momento en que el Banco afirma que las tasas de pobreza de la India están disminuyendo. No es sorprendente que las conclusiones del informe, porque se basan en un análisis de la realidad concreta del país y no en parámetros abstractos del Banco, coincidan con las afirmaciones de intelectuales indios como Arundhati Roy, Jayati Ghosh, Rahul Goswami, C. P. Chandrasekhar y Prabhat y Utsa Patnaik.

2. Los factores de conversión de PPA reducen los recuentos de pobreza al subestimar el costo de los alimentos para los pobres

John Smith afirmó que Los muy pronunciados aumentos de los precios de los alimentos y los combustibles a partir de 2002… significan que los actuales índices de PPA exageran considerablemente el poder adquisitivo real ejercido por los trabajadores de bajos salarios tanto en los países ricos como en los pobres

Dado que las ponderaciones de los gastos de la PPA dentro de esta «cesta de bienes y servicios» internacional son agregados de las pautas de consumo tanto en los países pobres como en los ricos, no hacen suficiente hincapié en el peso real de los gastos en alimentos para los pobres de todo el Tercer Mundo. Esto se debe a que los alimentos, incluidos los granos básicos, son mucho más baratos en relación con los costos de otros bienes y servicios en los países ricos que en los países del Tercer Mundo. Como señalaron Sanjay Reddy y Thomas Pogge en su detallada crítica de 2005 a la metodología del Banco, los precios de los alimentos y los granos básicos son mucho más altos que lo sugerido por el factor de conversión PP (el uso de un concepto de PPA más apropiado aumentaría enormemente la extensión estimada de la grave pobreza de ingresos en todo el mundo).

Por ejemplo, la canasta de bienes (alimentos) para medir la pobreza eran mucho más exigentes en la URSS que en la Rusia de los 90 con relación a los 80.

Tabla 5: «Canastas de alimentos» mínimas utilizadas por los organismos oficiales para obtener los presupuestos mínimos de subsistencia, finales de la década de 1980 en la URSS y 1992 en Rusia (en kilogramos per cápita, por año)

Alimentos1980sa1992
Pan97129,6
Patatas89124,8
Verduras110b93,6
Azúcar2520,4
Frutas6519,2
Pescados1810,8
Carne5426,4
Leche331211,2
Huevosc234151,2
Aceite10d9,6

Fuente: Silverman y Yanowitch, 2016, pp. 45

El USDA encontró que se necesitaban 5,04 dólares por persona al día para pagar los requisitos mínimos de comida. El plan no tuvo en cuenta otros costos esenciales para la supervivencia, como el transporte, el alquiler, la ropa y la atención médica. Hay que tener en cuenta que la norma de 1,90 dólares del Banco se basa en los supuestos ingresos necesarios para evitar la pobreza extrema en los Estados Unidos.

Esta norma se traduce luego a las monedas locales de otros países mediante factores de conversión de la PPA. Por eso Donnelly (2019) se pregunta ¿Cómo puede alguien evitar la pobreza extrema en los Estados Unidos con $1.90 por día si esto es aproximadamente un tercio de lo que el USDA calcula que una persona necesita sólo para cumplir con los requerimientos nutricionales elementales? (pp. 20)

Reddy y Lahoti examinaron las tendencias de la pobreza mundial entre 1980 y 2012 utilizando el estándar de 5,04 dólares y un estándar a la mitad de su valor, 2,52 dólares, aplicando los factores de conversión PPA de «consumo general» utilizados por el Banco y los factores de conversión PPA de «alimentos» más adecuados a las realidades del Tercer Mundo. Sus conclusiones son una dura refutación del pronóstico optimista del Banco de que la «pobreza extrema» se ha reducido a la mitad durante el nuevo milenio.

El índice de recuento de la pobreza casi se duplica [a partir de las estimaciones de «pobreza extrema» del Banco] en Asia Oriental y Asia Meridional. El uso de PPA de alimentos más apropiados aumenta la tasa de pobreza en todas las regiones; el 90 por ciento de los sudasiáticos consumen por debajo del nivel del Plan de Ahorro.

3. Los factores de conversión de la PPA reducen los recuentos de pobreza al poner demasiado énfasis en los servicios

Por otro lado, mientras que «cesta de bienes y servicios» del PCI subestima el gasto y la centralidad de los alimentos para los pobres, se hace demasiado hincapié en los «servicios» y se les da un peso desproporcionado en los gastos porque es lo que principalmente representan consumo en los países ricos.

Al privilegiar los servicios como peso de los gastos, se infla artificialmente el supuesto poder adquisitivo de los pobres en los países del Tercer Mundo, donde los servicios, en contraste con los alimentos, suelen ser drásticamente más baratos que en los países ricos.

Esto, sumado a los factores de conversión del PPA, reducen automática y artificialmente el número de personas pobres en el Tercer Mundo al aumentar el supuesto poder adquisitivo del Tercer Mundo en relación con los servicios que no son esenciales (a diferencia de los alimentos) para la supervivencia de los pobres.

Reddy y Pogge mostraron cómo este problema afectaba  empíricamente mediante métodos matemáticos (sistemas EKS y G-K) ampliamente utilizados en la construcción de PPA. De hecho, el PCI reconoció este problema con las PPA de «cesta estándar» o de «consumo general» señalando que los bienes que son importantes para los pobres y que constituyen una gran parte de sus gastos, tienen proporcionalmente menos peso (Donnelly, 2019, pp. 22).

Problemas metodológicos

El análisis propio de la teoría científica, que subyace los análisis amparados en las métricas como la pobreza, separa a las formas abstractas según su grado de repetición. Se detiene, por lo tanto, en la exterioridad de las mismas, en primer lugar, para enfrentarse a la pobreza, la dotan de aspecto monetario, sin preguntarse por la necesidad que hace pertenecer a cada persona a un quintil u otro, sin avanzar respecto de la naturaleza de la necesidad real que vaya más allá de su apariencia de abstracta repetición. La apariencia de esta exterioridad inmediata solo se supera avanzando analíticamente sobre las formas abstractas de nuestro objeto, algo impensable para el análisis del Banco Mundial amparado en la mera repetición de atributos o de las mercancías que posee o no posee dicho sujeto para determinar si este se encuentra o no bajo la línea de pobreza que ha sido construida previamente.

Es la reproducción de la necesidad real del concreto por medio de nuestro pensamiento el punto álgido y superador de la representación, al descubrir el desarrollo de la necesidad del concreto, por el desarrollo de la determinación del concreto, en su realidad presente. De acuerdo con este fundamento esencial para conocer objetivamente, la reproducción sigue su camino sin necesidad alguna de incorporar externamente necesidad alguna que no se encuentre en su objeto real. La reproducción se queda en el mismo objeto sin atribuirle ninguna necesidad fuera de él, o sea, sin ninguna necesidad constructiva de lo real que se haga pasar por el camino hacia el conocimiento. Este mismo camino nos pone a la vista que el conocimiento dialéctico no puede partir de conceptos, sino que sólo puede partir del concreto real. En otras palabras, es pura exterioridad el afirmar que existe por una parte el objeto, y, por otra parte, el concepto del objeto. ¿La “definición” del “objeto”, en este caso la pobreza, no sería en sí mismo el propio “objeto”?, ¿Qué tipo de proceso en el pensamiento que pretende conocer lo real separa al objeto de sí mismo?, ¿Qué es exactamente el “objeto” del “objeto”?

Lo que realmente existe es el concreto, y nuestro proceso de conocimiento, que toma cuerpo en la reproducción de lo real vía pensamiento, no tiene más punto de partida que el analizarlo bajo la forma socialmente determinada por el lenguaje de aplicabilidad de lo real un término que logré diferenciarlo del resto de concretos.


Otras estimaciones

Yatskulyak (2004), siguiendo a Milanovic (1998) trata de solucionar los problemas derivados de los factores de conversión de PPA que reducen los recuentos de pobreza al subestimar el costo de los alimentos para los pobres, usando una vara de pobreza estricta de $PPA’3 4 por persona por día como un único punto de referencia expresado en la misma moneda para todos los países (PL$, 93 = $PPA 120 por mes). Y tiene en cuenta el primer problema -el problema metodológico de estimar el umbral de pobreza-, señalado que el tipo de cambio actual de la PPA podría utilizarse para tener en cuenta la diferencia de poder adquisitivo de la unidad monetaria local de los países. Sin embargo, como se indica en el WDI 2003, como señalamos previamente y afirma Yatskulyak, las tasas actuales de PPA del Banco Mundial no fueron concebidas para hacer comparaciones internacionales de la pobreza, sino para comparar agregados de las cuentas nacionales.

Los datos de Yatskulyak (2004) muestra que la pobreza en todos los países de 1987-89 y 1998-2001 ha aumentado en un 4,97% -mediana- confirmando lo que otros autores han señalado (Peng, 2013; Hickel, 2016; Donnelly, 2019).

Otros problemas y apologías vagas

El número de personas que padecen hambre continúa en aumento. En 2017 llegó a 821 millones, 1 de cada 9 personas en el mundo (UNICEF), mueren 3.1 millones de personas al año debido al hambre mientras se producen alimentos para 12.000 millones de personas (Arrizabalo, 2018, pp. 133).

Tabla 6: Cambios en las bases de referencia (número de personas que padecen hambre en el mundo en desarrollo, en millones).

Años2010 FAO2012 FAO
19908431000
2000833919
2005848898
2008920867
20091023867
2010925868

Fuente: Hickel, 2016, pp. 11

Además de toda la población en situación de hambruna, al igual que en el análisis de la pobreza, hay que ahondar en sus causas, y, primeramente, en la metodología, como vemos en la tabla, más allá del aumento de la población en situación de hambre, como muestra la FAO en 2010, situamos dos estudios de la FAO con dos metodologías, dicho cambio se produjo en dos fases. En primer lugar, la FAO abandonó su modelo de previsión para que no reflejara el impacto de la crisis económica, borrando así el pico del hambre después de 2008. En segundo lugar, la nueva metodología utilizó estimaciones revisadas de los suministros de alimentos y el desperdicio de alimentos de los países, nuevas estimaciones de población y nuevos supuestos sobre la desigualdad alimentaria y el acceso a las calorías (la fórmula se «relajó» de una distribución logarítmica normal a una distribución sesgada normal). La FAO también utilizó datos revisados sobre las alturas medias de la población, que a su vez se utilizan para calcular las necesidades mínimas de energía alimentaria (MDeR) de cada país (es decir, el umbral calórico en el que se mide el hambre). Los nuevos umbrales calóricos se ajustaron a la baja de forma significativa en todos los casos, pero con mayores reducciones (respecto a los umbrales anteriores) al final del período que al principio, con el resultado de que -si todos los demás factores son iguales- el número de personas que padecen hambre parece descender más rápidamente que en las mediciones anteriores (Hickel, 2016, pp. 10).

En aras de la perspectiva, cabe señalar que la costumbre de la FAO de modificar las cifras del hambre para adaptarlas a un relato de buenas noticias es muy anterior a los ODM. En la primera Conferencia Mundial sobre la Alimentación de 1974, la anterior a la Cumbre de 1996, la FAO estimó que había unos 460 millones de personas hambrientas en los países en desarrollo. Henry Kissinger proclamó de manera célebre que «dentro de una década, ningún niño se irá a la cama con hambre«. Este optimismo se dio vuelta cuando se publicó el informe de la FAO de 1992, que mostraba que había 786 millones de personas hambrientas en 1988-90. Esto significó que los programas de ajuste estructural que se impusieron en todo el Sur global durante el decenio de 1980 habían empeorado claramente el hambre de manera significativa. Pero la FAO logró convertir esta tendencia ascendente en una tendencia descendente, diciendo que el número de hambrientos en 1970 no era de 460 millones sino de 941 millones. Con esta nueva base de referencia, la FAO hizo parecer que el hambre mundial estaba disminuyendo (Hickel, 2016, pp. 10).

Incluso si aceptamos que la nueva metodología de la FAO es adecuada, hay preguntas legítimas que deben plantearse sobre la definición del hambre en sí misma. La FAO cuenta a las personas como hambrientas sólo cuando su ingesta calórica cae por debajo de los «requisitos energéticos para niveles mínimos de actividad» o, dicho de otro modo, cuando la ingesta calórica se vuelve «inadecuada para cubrir incluso las necesidades mínimas para un estilo de vida sedentario» durante «más de un año». El umbral calórico (el MDeR) varía según el país; los MDeR revisados oscilan entre 1651 calorías/día para Timor leste y 1900 calorías/día para los Países Bajos. Una vez más, los MDeR se calculan sobre la base de la estatura media de una población; el umbral es más bajo para los habitantes de Timor leste porque son más bajos -y por lo tanto presumiblemente requieren menos calorías- que los habitantes de los Países Bajos. Pero se trata de una suposición cuestionable; si la disminución de la estatura media indica que las personas requieren más calorías. Además, la definición de la FAO ignora el hecho de que la mayoría de los pobres no llevan un estilo de vida sedentario, sino que suelen realizar trabajos físicos exigentes, por lo que en realidad necesitan mucho más que el umbral calórico mínimo de la FAO. Su informe de 2012 admite que «muchas personas pobres y hambrientas probablemente tengan medios de subsistencia que impliquen un arduo trabajo manual». Llama a su definición básica «estrecha», «muy conservadora», centrada sólo en la «privación calórica extrema» y, por lo tanto, «claramente insuficiente» para informar las políticas. Reconoce que la mayoría de las personas pobres realmente necesitan calorías suficientes para una actividad «normal» o incluso «intensa». Si medimos el hambre al nivel más exacto (y aún conservador) de calorías requeridas para una actividad normal, vemos que 1.500 millones de personas padecen hambre, según un anexo del informe de la FAO de 2012, lo que representa el doble de lo que la ONU nos quiere hacer creer. Y las cifras están aumentando, no disminuyendo, incluso según la nueva metodología (Hickel, 2016, pp. 11).

Otro problema que subestima la población desnutrida es el uso de las calorías para medir o no una dieta, en realidad, se tendría que tomar más factores, altura, peso, edad, rutina, dieta y así sucesivamente. Por lo tanto, las personas que tienen graves deficiencias de vitaminas y nutrientes básicos (algo que incluso la FAO admite que afecta a 2.100 millones de personas en todo el mundo) no se cuentan como desnutridos. La FAO señala que esta situación no está mejorando. Por ejemplo, «la prevalencia de la anemia por carencia de hierro no ha cambiado sustancialmente; incluso ha aumentado en algunos países». Sin embargo, por alguna razón la FAO sigue considerando que las personas están suficientemente alimentadas siempre que consuman suficientes calorías para que su corazón siga bombeando. Las personas que sufren de parásitos, que inhiben las tasas de absorción de alimentos, también se quedan atrás, ya que lo que cuenta es la ingesta calórica, no la nutrición real. Y las personas que padecen hambre durante meses no se cuentan por alguna razón como hambrientos, ya que la definición de hambre sólo capta el hambre que dura más de un año (Hickel, 2016, pp. 12).

Además de esto, aún aceptando los datos que la ONU muestra de solo 800 millones de personas bajo la desnutrición y una supuesta reducción de esta, tenemos un problema similar al de la pobreza; aunque los objetivos de desarrollo del Milenio promueven un relato de los progresos mundiales contra el hambre, pero en realidad el 73% de los avances que las Naciones Unidas reivindican contra el hambre proceden de China, la mayor parte de los cuales (alrededor del 70%) se produjeron durante el decenio de 1990. Aunque, como también pasa con la pobreza, estos datos se encuentran subestimados infraestimando la mala situación alimentaria tras la descolectivización, Salazar (2020) documenta esto con gran cantidad de datos antropométricos, que no son tomados en cuenta por la FAO para estimar la verdadera magnitud de hambre, ni en China, ni en ninguno de los países, como se mostró anteriormente. Arena también aporta datos antropométricos diciendo que los niños (mujeres y hombres) de siete años pesan de 3 a 5 kilogramos (4 kg) más y son 10 cm más altos que los de los días de “pre-liberación”. Suponiendo que los días de “preliberación” fueron 1945-49 (1947) y que el estudio de Arena es de 1974, el crecimiento por década de los niños fue de 3,7 cm y el peso por década de 1,5 kg. Estos resultados son cifras superiores si los comparamos con los niños de la etnia Han China entre 1985-95 -un crecimiento del 1,7 y 2 cm para niños y niñas de 7 años respectivamente. En el peso, el cambio por década fue de 1,2 y 1,3- (Salazar, 2020, pp. 468).

Los datos más actualizados a día de hoy muestran que los niños con bajo peso al nacer a nivel mundial son del 14,6%. Observando el porcentaje de niños con bajo al peso al nacer de varios países junto a China. En la tabla se compara especialmente a China con países que consiguieron milagros económicos durante la segunda mitad del siglo XX: Corea del Sur, Malasia, Japón, Alemania Occidental y Singapur. Sin embargo, el único país que tenía un porcentaje de niños con bajo peso al nacer menor que China era Japón. Como debe de ser, el porcentaje de niños con bajo peso al nacer en años posteriores en China y en otras partes del mundo debe de ser más bajo, ¿China experimentó una disminución? En la tabla, vemos la respuesta, que es negativa. El porcentaje de niños con bajo peso al nacer en China subió (al igual que en otros países, pero en menor medida), algo lo cual es sorprendente para el nivel de crecimiento económico que consiguió entre 1979-90.

Tabla 7: porcentaje de niños bajo peso en 1979 y 1990 respectivamente

Fuente: UNICEF, 1984, pp. 117; 1994, pp. 67 citado en Salazar, 2020.

También se dio lugar a una disminución en el IMC en las provincias más pobres entre 1979-85 (probablemente las que no fueron beneficiadas por la gran SRH), pero un aumento entre 1985-95. Sin embargo, esto entre 1995-2005 cambio cuando hubo un gran declive en el IMC de los jóvenes de 17 años en las provincias más pobres, llegando el IMC de 2005 menor que el de 1979, o en otras palabras, los varones de 17 años más pobres de China en 1979 tenían mejor nivel nutritivo que los más pobres de 2005 (Salazar, 2020, pp. 504).


Conclusiones

En realidad, la tasa de pobreza y el hambre vigente actualmente no supone ningún logro teniendo en cuenta el desarrollo de las fuerzas productivas actual, en muchos casos, al hacer un breve análisis, se refleja que la aparente disminución corresponde al rol que ejerce un solo país al total mundial; correspondiendo la tasa de pobreza global a un estancamiento en estos indicadores según los datos de los propios organismos, además de quedar constatado una gran problemática para solucionar estos problemas que requerirían de una producción insostenible a largo plazo, y en su mayoría, las estimaciones de pobreza tienen una gran de problemas metodológicos que dan lugar a una subestimación de la tasa de pobreza. Además de darse lugar cambios metodológicos incoherentes, que también ocurren con otros indicadores, como el porcentaje de hambre global, lo que dificultaría aún más terminar con estos problemas. Quizás estos cambios metodológicos recurrentes se dan con intereses políticos por la OECD, que fue la institución que en primer lugar propuso los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) sin apoyo parlamentario, ni democrático del resto de naciones.

En realidad, entre 1.500 y 2.500 millones de personas no tienen acceso a una alimentación adecuada y entre 3.500 y 4.300 millones siguen siendo pobres, es decir, no tienen recursos suficientes para alcanzar una esperanza de vida humana normal y satisfacer sus necesidades básicas, como se establece en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Estas cifras son de dos a cuatro veces más altas de lo que las Naciones Unidas nos quieren hacer creer. Y, en general, han ido en aumento, no en disminución (Hickel, 2016, pp. 13).

La solución de estos problemas parece estar influido, en parte por el crecimiento económico y el fin de la desigualdad, dos aspectos que no parecen ir de la mano a las políticas económicas propuestas por el Banco Mundial, lo que quedó reflejado cuando dicha institución aconsejó a Japón que tomaran el rumbo de “los textiles primero” en la década de los 50s pero hicieron caso omiso. Lo mismo ocurrió con Taiwán y Corea que no tomaron en cuenta a la propuesta del Banco Mundial (Salazar, 2020, pp. 65). En el informe de 2014 del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación se sostiene que la seguridad alimentaria requerirá proteger a los pequeños agricultores de la apropiación de tierras y otras formas de desalojo; garantizar que los pequeños agricultores tengan derecho a utilizar, guardar e intercambiar semillas; regular la especulación financiera con los productos alimentarios básicos para evitar los aumentos de precios; y trabajar en pro de la soberanía alimentaria, lo que significa reducir el control de las empresas sobre los sistemas alimentarios.

«Este tipo de enfoque para reducir la pobreza y el hambre requerirá mucho más que un poco de ayuda aquí y allá. Requerirá desafiar intereses políticos y económicos particulares. De hecho, esto parece ser precisamente el motivo por el que los gobiernos del mundo y las instituciones internacionales están tan preocupados por promover la narrativa de las buenas noticias en primer lugar. Si utilizaran medidas más precisas de la pobreza y el hambre, quedaría claro que, para erradicar estos problemas, tendríamos que cambiar las reglas de la economía mundial»

(Hickel, 2014, pp. 14)

Se trata de algo que puede expresarse mediante la metáfora de Manuel Román (citado en Guerrero, 2018): el capitalismo y el mercado son como un perro agresivo; podría pensarse que es mejor tenerlo a raya y ponerle un bozal para que no muerda ni ladre y deje de suponer un peligro para todos; pero es obvio que ese bozal no puede estar permanentemente puesto, porque el perro necesita comer y si no se le quita el bozal no podría comer y moriría. Hay que entender que el perro, si es perro, tiene que ladrar por naturaleza, le guste o no a su propietario o a quienes están a su alrededor. Pues bien, podríamos completar la metáfora añadiendo que a la inmensa mayoría de los economistas les gusta discutir sobre cómo debería ser el bozal, qué modelo de bozal es el más adecuado, cómo alimentar mejor al perro, cómo sedarlo cuando haga falta…, etc. Pero, evidentemente, esto es un error y una nimiedad si lo que se quiere de verdad es sustituir al perro por un gato: algo así como superar el modo de producción plutocrático vigente por un nuevo modo de producción basado en la libre cooperación y asociación de personas conscientes y libres que desean controlar la economía (Chattopadhyay, 2016). Se trata de una organización de la sociedad ordenada de acuerdo con sus posibilidades materiales (Arrizabalo, 2018, pp. 135).


La verdadera cuestión metodológica del hambre y pobreza: Reproducción dialéctica vs. Representación lógica

En la representación lógica, específicamente en el análisis, la teoría científica separa a las formas abstractas según su grado de repetición. De este modo, siguiendo con la metáfora anterior, es como en base a distintas teorías se busca mantener a ralla al perro; se intenta eliminar los problemas que aparecen con la acumulación de capital en base a interpretar estos problemas. Se detiene, por lo tanto, en la exterioridad de las necesidades a realizar. Por el contrario, en vez de un análisis bajo la lupa de la representación lógica que da cabida a dichas teorías, una fase analítica que va a dar sustento a la reproducción de la necesidad real por el pensamiento, es la que separa a la forma concreta que enfrentamos, de la necesidad que lleva en sí como un otro cuya realización la determina, o sea, avanzando de necesidad de negarse como existencia abstracta para afirmarse como existencia concreta. La reproducción de la necesidad real del concreto por medio de nuestro pensamiento parte, pues, del mismo punto que el de la representación, pero supera las deficiencias de este cuando el camino que prosigue el pensamiento tiene que ser el mismo seguido por el descubrimiento del desarrollo de la necesidad del concreto, por el desarrollo de la determinación del concreto, en su realidad presente. De acuerdo con este fundamento esencial para conocer objetivamente, la reproducción sigue su camino sin necesidad alguna de incorporar externamente necesidad alguna que no se encuentre en su objeto real. La reproducción se queda en el mismo objeto sin atribuirle ninguna necesidad fuera de él, o sea, sin ninguna necesidad constructiva de lo real que se haga pasar por el camino hacia el conocimiento. Este mismo camino nos pone a la vista que el conocimiento dialéctico no puede partir de conceptos, sino que sólo puede partir del concreto real. En otras palabras, es pura exterioridad el afirmar que existe por una parte el objeto, y, por otra parte, el concepto del objeto. ¿La “definición” del “objeto” no sería en sí mismo el propio “objeto”?, ¿Qué tipo de proceso en el pensamiento que pretende conocer lo real separa al objeto de sí mismo?, ¿Qué es exactamente el “objeto” del “objeto”? Lo que realmente existe es el concreto, y nuestro proceso de conocimiento, que toma cuerpo en la reproducción de lo real vía pensamiento, no tiene más punto de partida que el analizarlo bajo la forma socialmente determinada por el lenguaje de aplicabilidad de lo real un término que logré diferenciarlo del resto de concretos.

Las teorías vacian de contenido el concreto como si no tuviera más contenido que su forma, o sea, como si fuera una abstracta afirmación inmediata. Por eso creen encontrar una receta que erradique los problemas de la propia acumulación de capital, y de la cambiabilidad de mercancías; su sometimiento a las potencias sociales de las mercancías, les parece la pura forma natural de la puramente libre vida humana. De ahí el carácter fetichista general de la conciencia de los productores de mercancías.

La “solución”, por presentarlo de manera representacional, es cambiar el perro por el gato. Aunque el perro «lleva ya en sí el medio formal, el mecanismo de la solución» (Engels, 1878).

Actualización 2021/09/03:

Reforzando el punto expuesto al inicio sobre que la reducción de pobreza a nivel generalizado se debe concretamente a pocos países, recientemente en un artículo, muestra en base a los datos del reputado economista Martin Ravallion, que muestra que a principios del siglo XX la Rusia zarista con su modelo capitalista (véase El desarrollo del capitalismo en Rusia de Lenin, o El destino del capitalismo en Rusia de Vorontsov, quien partía de que el desarrollo del capitalismo en un país estaba sujeto a la existencia de un mercado cada vez más amplio que, por entonces, sólo podía estar garantizado por el acceso al mercado externo, situación que se daba en Rusia al constiruirse como economía agroexportadora. También Danielson, en La creación de la plusvalía y su realización, escribía que “son dos cosas diferentes”, es por eso “que el capitalista no podrá subsistir un día si su comercio está limitado sólo a sus necesidades y a las de sus obreros, y la nación capitalista desarrollada no podrá tampoco limitarse a su propio mercado interior”), la Rusia zarista estaba en la media mundial en cuanto a su tasa de pobreza.

Tras la creación de la URSS, y el inicio de planes quinquenales, en Rusia, se puede ver en el gráfico 8 una masiva reducción de la pobreza en dicho país hasta ser prácticamente nula, llegando a niveles de los países capitalistas desarrollados (incluso menor en algunos casos). Esto se debió principalmente, al masivo aumento de la renta per cápita y a la gran reducción de la desigualdadf que se vivió en Rusia gracias a la introducción de planes quinquenales y la riqueza generalizada que estos propugnaron. Rusia, hasta el inicio de reformas liberales con Yeltsin, Yaigar y Gorbachov, redujo más rápido la pobreza que ningún otro país del gráfico, incluso más rápido que Japón.

Gráfico 8: Tasa de pobreza en diversos países

Fuente: Ravallion (2014)

En la figura 2 de Ravallion (2014) también se puede observar un considerable aumento de la pobreza en Rusia tras la disolución de la URSS y la introducción de una economía de de libre mercado en el país, algo lógico, debido a la gran caída en el PIB per cápita y el gran aumento de la desigualdad —caso distinto al periodo revolucionario donde los campesinos pobres, que constituían la mayoría de la población campesina antes de la revolución (aproximadamente el 65 por ciento), disminuyeron en número después de la guerra civil hasta un 25 por ciento de la población campesina, mientras que la proporción de campesinos ricos disminuyó de aproximadamente el 15 por ciento a alrededor del 3 por ciento en el mismo período de tiempo (Viola, 2005, pp. 11)—, como se observa en el gráfico 6.

Así que en conclusión, no, el capitalismo de corte liberal, no es el único sistema que puede reducir la pobreza, ni el que más rápido lo hace (reforzando este punto, analizamos el progreso de los países librecambistas anteriormente).



Notas:

a. La fuente en la que nos basamos aquí no aclara si estas cifras se aplican a 1988, 1989 o ambos.
b. Esta cifra se aplica a las verduras y los melones.
c. Estas cifras se aplican al número de huevos.
d. Esta cifra se aplica al aceite.
e. La realidad consistente muestra que las empresas satisfacen lo que podríamos llamar su “demanda plutocrática”. Lo que cuenta no es la demanda determinada por las necesidades reales de la población, que tienen que ver con los valores de uso, sino la demanda “solvente”, regulada por el valor de cambio, es decir, por la posesión de valores o dinero, al «un millonario es mucho más “valioso” que un ciudadano de la calle cualquiera porque el dinero que posee es mucho mayor, y esto se manifiesta obviamente a la hora de comportarse todos como consumidores. Pongamos un ejemplo: si en una pequeña ciudad las empresas de la construcción facturan 10 millones de euros anuales, lo mismo le da a estas que el pedido que reciben por ese valor provenga de un solo gran consumidor (el millonario) que desea vivir en una mansión de diez millones de euros, o que provenga de la suma de cien personas que quieren comprar para vivir un total de cien pisos de cien mil euros cada uno. Este tipo de fenómenos, que es lo que expresan movimientos sociales contemporáneos, como el del 99% y otros» (Guerrero, 2018, pp. 193).
Pues en parte, de lo que se trata, como insistimos en la conclusión, y destaca Guerrero, es de saber ver que el mercado sí funciona como mecanismo que asigna los recursos productivos en función de la demanda realmente existente, aunque esa demanda no represente, por supuesto, las necesidades de la población democráticamente considerada. ¿Cómo sería la demanda “democrática” de consumidores iguales? Evidentemente, muy diferente de la actual. Si la “renta” monetaria de cada cual, o su capacidad de “compra”, fuera idéntica para todos, o –si se prefiere pensar en la inexistencia de dinero y precios– si la capacidad de consumo privado (es decir, la que restaría tras determinarse democráticamente el consumo social) fuera equivalente para todos, muchos bienes dejarían de producirse o su producción se reduciría considerablemente, y estos problemas desaparecerían.
f. Tabla 9: Indicadores del nivel de vida durante la industrialización soviética

 PIB per cápitaSalarios realesEstatura (hombres)Esperanza de vidaMortalidad infantil
19132825NA16634,2-38,6269
1926-272602100167,544187
19302893238,09167,5NANA
1938-404294398,41169,448,4182
195056781015,871716881

Fuente: Maddison Historical Statistics Project, 2018; Gil, 2014, pp. 148; Wheatcroft, 2009, pp. 40; Riley, 2005, pp. 538; Leslie, 1976, pp. 100-101

También puede verse la tabla 4 sobre el incremento de riqueza, y en el gráfico 6 se observa como Rusia era el país en los ochenta con menor desigualdad respecto a los países avanzados.


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